Mientras el equipo finalmente dormía, yo me desperté a las seis de la mañana y salí al despuntar el sol hacia el Distrito Federal. Con la presión de saber que justo ese día sería el reto Marie Claire y prácticamente el programa lo teníamos que hacer el equipo editorial de la revista, junto con la producción de En busca de una nueva diva, volví tan pronto pude resolver unos asuntos en la capital.
No había acabado de entrar la camioneta, cuando ya estaba alguien bajándome de ella para conducirme a maquillaje. La sonrisa de Marcello delataba que estaba satisfecho con la construcción del clóset que tantos corajes le había hecho pasar.
Maquillaje, peinado, repelente para moscos y el vestido recién planchado. Ya estaba lista para volver al infierno. Jorge Estrada, el coordinador de moda de mi revista, estaba ahí con todo el equipo para hacer el reto. También había llegado, desde Cancún, el diseñador del vestido que yo llevaba puesto. Este era nuestro día, un programa dedicado a la revista Marie Claire.
La primer sorpresa fue un vestido que Marcello mandó a hacer como regalo para mí. ¡Wow! No voy a describirles cómo era, porque ustedes tendrán que verlo cuando pase al aire. Bastará decir que dibujó en mi rostro una sonrisa que todavía tengo puesta y eso que ya es media noche.
El mismísimo Marcello decidió darnos a Jorge y a mí muchas cosas que decir durante el programa. Pero, a la mitad de la grabación, Martha Debayle decidió irse. Las divas, Lucy Pereda y Rebeca Rincón, estaban desconcertadas. Sin embargo, rápidamente se sustituyeron los parlamentos de la conductora y me los asignaron. Para el corte a comer llegó Marcello pidiendo un aplauso en mi honor. No porque hubiera hecho mi trabajo extraordinariamente, sino porque ya me había convertido en una verdadera diva. “Hoy Lucy le arrebató una pregunta a Martha”, dijo, “y cuando le asigné unas palabras a Jorge, las dijo ella.” Todos reímos, pero lo que decía era verdad. Un poco más a tono con el tema de moda, mis intervenciones fueron más agresivas y, aparentemente, hasta me convertí en ladrona de los parlamentos de los demás. Disculpa, Jorge. Sólo hice lo que he aprendido aquí.
Mentiría si dijera que todo fue miel sobre hojuelas. Hablar a cámara relajadamente no es fácil. Pero Rebeca me dijo que sacara mi más linda sonrisa y me divirtiera. Sus palabras aliviaron la tensión. Todo salió mejor en la segunda toma y se quedó la tercera que resultó más energética. Hay que pasarla bien, eso es todo. Olvidarse de lo que la gente dirá de mí cuando me vea en la tele. ¿Qué más da? Lo bailado nadie me lo quita.
El reto Marie Claire salió formidable. Estoy orgullosa de mi equipo. Me siento feliz de ser parte de este reality. ¡Gracias, Marcello, ha sido un día muy especial!
1 comentario:
Son varias las características que necesita tener una mujer para ser considerada una diva, y tiene que haber, entre otras cosas, un balance entre su ego y su talento. Martha Debayle tiene el ego pero ¿Se le podrá considerar una diva?
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