Una de las mujeres famosas reconocidas por su gran estilo fue Grace Kelly. La rubia de ojos claros, nacida en Filadelfia, conquistó Hollywood y después se coronó como princesa con toda elegancia. Una colección de su ropa, incluyendo algunos de sus accesorios, como la famosa bolsa Kelly, forman parte de una muestra que se lleva a cabo en el Museo Victoria & Albert de Londres, hasta el 26 de septiembre.
La exposición ha probado ser un éxito, a pesar de que no es tan amplia como se hubiera esperado y no exhibir vestidos tan importantes como su traje de novia. Sin embargo, la muestra logra demostrar que el estilo Kelly marcó a las mujeres de su época y pudo promover a gran cantidad de diseñadores que la vistieron.
La primera sorpresa, para mí, fue encontrarme con que la actriz estadounidense modelaba para una marca que hacía patrones de vestidos que las mujeres replicaban en sus casas. Después intentó ser actriz de teatro, pero muy pronto fue descubierta por algunos directores de cine, quienes, como Hitchcock, la llevaron a la fama rápidamente. La cita con su destino fue enmarcada por un truco de mercadotecnia: Kelly visitó Mónaco para encontrarse con el príncipe Rainiero, como parte de una entrevista para el Paris Match. Ahí sucedió el milagro y Kelly convirtió el sueño de muchas mujeres en realidad, al casarse con el príncipe.
Hasta el momento en que Kelly fue madre por primera vez, en 1957, puede distinguirse su estilo clásico tan admirado por todos. Oleg Cassini, quien fue su prometido brevemente y uno de los diseñadores que más influencia tuvo en su estilo, fue sustituido por Dior, Balenciaga, Givenchy, Chanel e Yves Saint Laurent, al tiempo que la princesa adoptaba a Mónaco como su nuevo hogar. Pero su figura, lo mismo que su elegancia, dejó de ser idónea. Al madurar, su ropa comenzó a ser un tanto cursi, sus turbantes la avejentaban y la corona parecía pesarle de más. Ya antes del accidente que ocasionara su muerte, se comentaba que había problemas de alcoholismo, tormenta en el matrimonio y es por todos conocido el estrés que sus hijos le provocaron. Al morir, Grace Kelly se llevó el sueño de la princesa y su vida encantadora. Pero, por fortuna, nos dejó algunos de los tesoros de su clóset para deleitarnos.
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