Ellos dicen no estar preocupados por su aspecto, pero después de que les cuento que me dedico a la moda, ya no viven tranquilos y se cambian de ropa decenas de veces, cual adolescente vistiéndose para salir con su galán, antes de volverme a ver, sólo para confesarme que necesitan mi aprobación.
En la industria, todos sabemos que la mayor parte de las mujeres compran la ropa de sus parejas. Mis amigas les eligen lociones a sus maridos o novios. Hasta yo me he tomado la libertad de regalarle a algunos hombres perfume con el propósito de poder disfrutar, después, de esa fragancia.
Sin embargo, las cosas van cambiando paulatinamente. La aparición del metrosexual no es reciente y la estética gay, sin exagerar, se ha ido filtrando poco a poco en el guardarropa de los heterosexuales. Antes era imposible pensar en un ejecutivo con camisa o corbata rosa. Los mocasines sin calcetines eran la excepción a la regla y el smoking modificado se calificaba como excentricidad que rayaba en el mal gusto. Ahora, basta ver los premios Oscar para advertir que hasta los más machos hacen experimentos y se permiten romper sus propios esquemas.
Es curioso, pero las reglas del vestir son más rigurosas y específicas con los hombres que con nosotras. Hay colores puntuales para los trajes, atuendos impuestos según la ocasión. Se sabe hasta donde debe llegar un pantalón y los centímetros que debe asomarse un puño de camisa. Se infiere el obligado uso de la corbata en una celebración, mientras que a nosotras nos dan la libertad de llevar vestido, pantalón o hasta shorts para la misma ocasión.
Aún así, encontrar a un hombre bien vestido no es fácil. Conocer a uno que se sienta cómodo con su aspecto resulta menos frecuente. Quizá porque muchos todavía se dejan vestir por su pareja o tal vez porque impera la apatía por buscar su propio estilo e ignorar las reglas básicas.
Sin meterme en las entrañas de los códigos de etiqueta, aquí les dejo unos cuantos tips para evitar errores comunes que dejan a cualquier hombre mal:
· Nunca cerrar el botón del cuello de tu camisa, a menos de que lleves una corbata puesta.
· Jamás abrir más allá del tercer botón de tu camisa.
· Si los botones de la camisa se jalan porque has subido de peso, es hora de retirar esa prenda de tu guardarropa.
· La corbata debe caer a media hebilla del cinturón y su nudo no debe ser grueso ni estar chueco.
· Los puños de la camisa no debe quedarte excesivamente holgados y, en cambio, deben ser suficientemente largos como para que, al doblar el codo, cubran la muñeca.
· Evita subir tu pantalón por encima del ombligo.
· No coloques tantos objetos en los bolsillos de tus pantalones que deformen tu silueta abultando tu cadera.
· El pantalón debe topar con el zapato y caer ligeramente sobre él, formando una sutil "s" al frente y cubriendo gran parte del calzado en la parte posterior.
· Los calcetines deben ser del color del calzado.
· Los zapatos deben estar limpios y bien cuidados. Si son de agujeta, es preciso que vayan amarrados con cierta firmeza.
· Ah, y nunca, por favor, lleven corbata con una camisa de manga corta.