Hoy es orgullo lo que antes era vergüenza. Porque comprarse ropa con descuento ya no es de pobres, sino de listos. Porque el tonto es el que paga el precio inicial de una mercancía que naturalmente se verá devaluada al fin de temporada. Porque el valor del mercado lo dicta el consumidor, no el diseñador ni la marca. Por eso comprar en barata es el triunfo de un fashionista inteligente.
Yo había sido diseñadora de una fábrica de ropa casual que vendía a El Palacio de Hierro y a Liverpool cuando no había importaciones. Recuerdo que en la temporada previa a las baratas, los que eran mis jefes, entonces, querían que yo diseñara ropa con las telas que sobraban en su almacén. Esa era la ropa que después se anunciaba como “en barata” y la colección resultante sería la mercancía que el mexicano ingenuo compraba pensando que ahorraba dinero.
Sin embargo, vivir en Nueva York me demostró lo que puede ser una buena barata y las que habitan ahí me enseñaron a comprar con la cabeza y no con el corazón. Una buena compradora jamás adquiere todo el atuendo de marca, generalmente no compra las prendas en precio regular y definitivamente se capacita en la caza de oportunidades. Para eso se requiere paciencia, alma de acero y cierto gusto por arriesgar.
A comienzos del año Desigual, la cadena de tiendas de ropa en España, hizo un experimento interesante: ofreció a sus consumidores un atuendo completo gratis si llegaban a la tienda en ropa interior. ¿Sabes lo que sucedió? Pues que hubo muchos que se formaron fuera de la tienda desde la madrugada y en cuanto pudieron entrar se forraron en prendas de esta marca. Una humillación, sí, ¿pero a quién le importa si la ganancia se traduce en varias prendas de vestir y un ahorro considerable en el presupuesto?
Lo que para nuestras madres o abuelas hubiera sido una desgracia, para la mujer moderna se ha convertido en una aventura. Cortarte las alas a la marca que nos cobra toda la infraestructura empresarial, la mercadotecnia, la renta, la modelo que es la vocera famosa, la publicidad en las revistas, las dependientas en la tienda, en fin… ¿Qué más da comprarse una prenda a los tres meses de que salió al piso? ¿Qué tiene de malo adquirir una blusa mediana porque la talla chica se agotó? ¿A quién le molesta vestirse de un color sorpresivo porque el de nuestra preferencia está fuera de existencia? ¡Ah! Comprar en barata es un orgasmo para el consumidor entrenado.
Para ver el video de la barata de desigual y los consumidores en paños menores ve a:
http://www.abc.es/videos-economia/20100621/desigual-inicia-rebajas-regalando-97573510001.html