9/18/2011

Mi clóset está sobrepoblado



No tiene remedio: por mucho que quiera disimularlo, hay prendas que cuelgan en mi clóset más por afecto que por utilidad. Tengo la bata de franela de mi papá. Como es lógico me queda grande,  pero me gusta verla ahí y que me traiga la imagen de mi padre en el desayunador enfundado en esa prenda. Está también el caftán que tuve que comprarme en Marruecos, cuando mi maleta no llegó y me resigné a festejar el fin del milenio como esa traje azul oscuro que no marca ni una curva y que, desde luego, nunca me he vuelto a poner. Qué decir de los zapatos de piso, rebordados en lentejuela, que compré en la barata de Bergdorf Goodman, porque finalmente esa tienda había pensado en alguien de talla 5. La verdad es que nunca fueron cómodos y no veo cuándo más tenga oportunidad de ponérmelos para lucirlos sin caminar.
En vano esperé que Saks hiciera la barata en la que te recibían tus jeans viejos y te daban un gran descuento si comprabas unos nuevos. Me parece muy difícil, si no imposible, regalar mis zapatos, porque las mujeres que, como yo, tienen un pie de Wilma Picapiedra, no suelen torturarse con las plataformas o los altísimos tacones en los que yo me subo.
Total que he faltado a la promesa de comprar y desechar que llevaba a cabo cuando tenía menos espacio en el armario. Pero ahora necesitaría una habitación completa para ver lo que hay entre gancho y gancho, actualmente, colgado en mi clóset.
Mea culpa, mea culpa, mi terrible culpa. ¿Cómo pretendo disfrutar las bondades de mi clóset si lo tengo como museo?

2 comentarios:

Cinthya Sanher dijo...

jajajaj suele pasar, cada vez que veo mi ropa aunque de antemano se que no la usare me siento0o segura de tenerla ahi, como si algun dia me fuera a servir de alg0o :S

Cinthya Sanher dijo...

jajajaj suele pasar, cada vez que veo mi ropa aunque de antemano se que no la usare me siento0o segura de tenerla ahi, como si algun dia me fuera a servir de alg0o :S