9/24/2010

El desplome de Fashion Week México


Sonaba como la resurrección de Lázaro y yo no sé si era porque se sumaba a las, entonces, múltiples plataformas o porque ya el nombre sonaba desgastado, pero no me podía creer que regresara Fashion Week. Sin embargo, al escuchar que este proyecto se abortaba, dejando sin plataforma a muchos de los talentos que admiro, se me ocurrió una idea: contactar a Alexia Ulibarri.

Ulibarri es una diseñadora joven, talentosa y relativamente nueva en el medio. Lleva tres temporadas en los desfiles, todos ellos en DFashion, y había decidido unirse a Fashion Week, porque esa plataforma ofrecía a los diseñadores una organización supuestamente enfocada al negocio.

Me encontré a Ulibarri confundida, indignada, preocupada y, si se puede todo, con fe de que la crisis haría que los diseñadores encontraran soluciones viables. Quedamos en que los diseñadores de las marcas afectadas: Macario Jiménez, Clara González, Malafacha, Alessa Casati, Trista y Alexia Ulibarri, se sentaran conmigo para hablar de lo que sucedió.

A la cita sólo asistieron Francisco Saldaña y Víctor Hernal, de Malafacha, así como Alexia Ulibarri. Para entonces, ambas marcas ya se habían logrado integrar en Mercedes Benz DFashion México, lo cual los tenía un poco más tranquilos, pero todavía estaban tratando de entender…

La noticia llegó indirectamente. “Empezaron a mandarme mensajes que decían ‘¿Qué pasó con Fashion Week?’  y cosas por el estilo, pues la primicia la dio el periódico Reforma”, comenta Saldaña. “Nadie sabía nada de la cancelación”, agrega Ulibarri. Después, como suele suceder en Internet, los mensajes iban y venían, se contradecían. Malafacha incluso tuvo que contestar por Twitter al Reforma, cuyo mensaje decía que la cancelación de esa plataforma era una lección para los diseñadores “soberbios, que se creen muy nice y muy chic”. Saldaña, a nombre de Malafacha, se defendió diciendo que si ser nice y chic era buscar mejores oportunidades de negocios, entonces lo eran.

¿Cómo podían ellos imaginar que en verdad no habría Fashion Week cuando la asistencia de asesores, compradores y prensa internacionales ya estaba confirmada? Es más, Dean Snyder de Eyesight.fr, quien trabaja en los shows de firmas como Dior, Ungaro o Fendi,  vino de Nueva York a  conocer a los diseñadores y para cuando detonó la noticia, todas las marcas estaban listas para presentar su colección, o parte de ella, ante una mesa de trabajo con la presencia de editores de moda. “La agencia de relaciones públicas New Ground Partners debía saber algo”, comenta Ulibarri todavía mostrando muchas dudas, “pues retiró sus servicios 10 días antes de que la bomba estallara”.

Finalmente los diseñadores exigieron ver a los hermanos José Luis y Juan Pablo Roqueñí de Rock Entertainment Group, organizadores del evento, y aunque éstos se presentaron, mantuvieron a todos en suspenso al decir que no podían contar nada, “pues estaban inmersos en un proceso legal” y no tenían permitido hablar. ¿Dónde habían quedado los cinco millones de pesos que supuestamente dio Banamex o los 12 que se decía que había patrocinado Nextel para hacer Fashion Week al mismo nivel que sus similares en otros países? Es más, ya se había transmitido el programa promocional en televisión de cable sobre el evento y publicado un artículo presentando a los talentos en la revista Caras. Pero el hecho es que todo había sido un castillo en el aire.

Eso sí, los hermanos Roqueñí aseguraban que ya todos serían integrados a Mercedes Benz DFashion México por la módica donación de 20,000 dólares por cada diseñador, cosa que los Malafacha y Ulibarri dudan, obviamente. Paco Contreras, cuya tarea según los Roqueñí era como coordinador de peinado y maquillaje de la plataforma, pero quien se dice el responsable de haber reunido a lo que a su juicio lo más destacable en la moda mexicana para Fashion Week, nunca se desentendió del compromiso que tenía con los diseñadores. “Ofreció incluso vender su auto, si era necesario, para podernos dar un foro donde desfilar”, afirma Ulibarri. Pero la triste realidad es que cada marca tuvo que negociar su propio ingreso a Mercedes Benz DFashion México.

Muchas siguen siendo las versiones de lo que pudo haber ocurrido. La mayoría habla de las deudas terribles que tuvo la pasada administración de Fashion Week, otras mencionan la posibilidad de que José Andrés Patiño les retirara el nombre de la plataforma que habían subarrendado los Roqueñí por cinco años o que, simplemente, el evento se les salió de las manos a los ingenuos organizadores. No obstante, Rock Entertainment Group menciona a “los actos de deslealtad cometidos” por Patiño, y no a sus deudas, como la verdadera causa del problema del evento que, dicen, se pospone hasta nuevo aviso. (Ver link abajo).
 
Las marcas afectadas, sin embargo, puede que ahora hayan perdido los privilegios de los que gozaron en sus antiguas plataformas. Incluso, es factible que su retorno esté rodeado de juicios y comentarios negativos, como si ellos hubieran tenido la culpa de semejante engaño. Pero, para mí, que ésta experiencia los ha fortalecido. Se unieron para insertarse en la plataforma y unidos quedaron aún después del terremoto emocional que experimentaron. Ellos prometen hacer algo para cumplir su sueño de fortalecer el negocio. Primero, intentarán hacerlo mostrando sus colecciones en la flamante unión de Mercedes Benz y DFashion. Contreras, en su empresa Paco Contreras Producciones utilizará, también, su división Hilo Rojo para vender las colecciones de Trista y Alexia Ulibarri en Seneca 57, local en el que comparte espacio con Macario Jiménez. Ahí mismo, Hilo Rojo funcionará como un buró de moda en donde todos los diseñadores que estaban supuestos a participar en Fashion Week, podrán presentar su ropa, por tres días, a vendedores, editores y coordinadores de moda, mientras que se promoverá, paralelamente, la compra internacional de sus prendas más comerciales a través de esa iniciativa. Todo parece indicar que es sólo el principio de un renacimiento, pero no de Fashion Week. Después de semejante fracaso, a esa plataforma ni Dios Padre la revive.

(Foto 1: diseño de Alexia Ulibarri. Foto 2: Francisco Saldanna y Víctor Hernal de Malafacha. Foto 3: diseños de Malafacha).

http://www.fashionweekmexico.com/

9/18/2010

Periodismo de moda, ¿derroche de subjetividad?



Alguna vez la diseñadora colombiana, Pepa Pombo, hablaba de lo injusto que era que un periodista podía borrar la carrera de un diseñador de un solo plumazo. Ella conocía un caso, en el que uno de los grandes diseñadores de su país fue criticado duramente por la prensa y al poco tiempo murió. “Lo último que supo era que lo detestaban como diseñador”, dijo nostálgica Pombo, “olvidando que había sido uno de los grandes de nuestro país”.

Es cierto, es difícil representar al periodismo con la pulcritud y objetividad que se esperaría de alguien que reporta temas de política o finanzas. ¿La razón? Es que en este trabajo interviene, irremediablemente, el gusto del periodista. Sin embargo, no hay que caer en la trampa de pensar que todo se debe a la opinión subjetiva de la pluma. Los verdaderos cronistas de moda tiene mucho más que buen gusto. Poseen una educación en historia del vestuario, han forjado una carrera en la industria, ya sea editorial o de la confección, que los capacita para poder juzgar una propuesta de moda y han desarrollado un estilo al escribir que los ha llevado a ser una autoridad en el tema. Recordemos que mucha gente escribe sobre moda, pero pocos son considerados líderes de opinión.

En México, un país que desgraciadamente no tiene la industria de la moda tan desarrollada, la situación se complica aún más. Quien conoce a un mexicano, sabe que el peor de sus defectos es su susceptibilidad, seguido por una carencia total de auto-crítica y rematado por la falta de claridad, algunos dirían de agallas, para expresar su opinión sincera. El resultado, es que hemos tenido años de periodismo de moda benévolo, que ha exaltado el talento inexistente de unos y ha disfrazado el veredicto hacia muchos otros, asegurándose así la buena opinión y aceptación de todos.

Hace unos años, sin embargo, surgió una nueva publicación especializada en moda. Un título que ustedes conocieron y apoyaron: INFASHION. En esa publicación decidimos hacer una revista de moda internacional con corazón nacional y constituírnos como la autoridad en el tema. Como imaginarán, con esa misión, era necesario revolucionar el periodismo de moda que hasta entonces se llevaba a cabo. Comenzamos a cubrir las plataformas de moda nacionales, salieron publicadas las primeras reseñas y todos quedaron pasmados, no hubo reacción instantánea, de hecho, las quejas se incrementaron con el tiempo. Para cada plataforma de moda había un artículo que se llamaba: Lo bueno, lo malo y lo feo. Así que no había manera de esconder al esqueleto en el clóset. Se mencionaba lo sobresaliente, lo pasable o lo reprobable y se omitía lo que no tenía mayor relevancia.

De más está decir que hasta hoy soy la editora más odiada por muchos de nuestros diseñadores y que alguno que otro colega respeta a los que formamos parte de ese equipo, por atrevernos a hacer algo que nunca nadie había realizado antes.

Recuerdo que una temporada llegaron a la redacción cartas de diseñadores que se quejaban de nuestra opinión. Había uno que argumentaba que su colección no era tan buena como la anterior, porque estaba tratando de ser más comercial, a lo que yo respondí que para eso existen las segundas marcas. Donna Karan jamás mandaría con ese nombre una colección menos buena aunque fuera para vender más. Para eso inventó DKNY o DK Jeans. Hubo otro diseñador que exigía una fe de erratas en el que se dijera que sus telas eran sedas finísimas y no las telas de mala calidad que nosotros dijimos ver. Ciertamente, sus telas pudieron ser de la más alta calidad, pero si estaban mal cosidas y planchadas incorrectamente, además de terriblemente mal combinadas, los materiales pueden verse vulgares e inadecuados. El resultado, evidente a la vista, no podía reseñarse de otra forma.

Pero también tuvimos la oportunidad de felicitar a algunos diseñadores. Los celebramos porque pensamos que poseen más de un motivo para mostrar con orgullo su trabajo a la prensa y los compradores de las boutiques y los almacenes. (Ver entrada sobre los cinco mandamientos del diseñador de moda)

No obstante, sería interesante cambiar los papeles. Cuántos diseñadores darían su reino por la oportunidad de criticarnos a nosotros, los periodistas. Objetar nuestro estilo al escribir o desdeñar nuestro buen gusto al vestir. Nosotros tendríamos que bajarnos de ese pedestal de jueces y encarar el dolor de no ser aprobados. Ejercitar nuestra capacidad para aceptar una opinión distinta a la nuestra. Rescatar, si es que tenemos, nuestra auto-estima. Sería saludable compartir con ellos el poder de la palabra. Es un experimento que yo le prometí a Pepa Pombo llevar a cabo y espero poderlo hacer aquí en mi blog The Art of Fashion. Les invito a que si ustedes tienen la foto o un artículo de un periodista de moda, lo reseñen en este espacio. Que los patos tiren a las escopetas o, como dicen los colombianos: “El que tira un guante, que se aguante”.

9/16/2010

Coco e Igor





Chanel fue una mujer que se adelantó a su época y tuvo la suerte de conocer el triunfo en vida. Supo, además, apreciar y apoyar el talento, tal y como ella fue respaldada cuando comenzaba su carrera.

Igor Stravinsky era un músico ruso que recibió la protección de la ya famosa diseñadora de moda. Entre ellos surge algo más que una relación profesional. Esa genialidad que los distingue, se identifica, se mimetiza y se funde. La música de él se torna apasionada, los diseños gráficos del típico diseño Chanel, en general en una gama bicolor, se enriquecen con la influencia del ballet y los bordados tradicionales rusos.

La película, basada en una novela de Chris Greenhalgh muestra el momento en que estos dos personajes unen su camino en un romance complicado y con una no desdeñable porción de culpa. Dirigida por Jan Kounen, el film es un placentero viaje por la estética de Chanel y la hermosa música del autor ruso. La ropa, los escenarios y el soundtrack son absolutamente poderosos, incluso más que el amor entre los personajes. ¡Vale la pena verla!

http://www.youtube.com/watch?v=0xh719Kzeec

9/11/2010

LaBeauty




El diseñador de moda libanés, Elie Saab, creador del vestido con el que recibió su Oscar la actriz Halle Berry, lanzará un perfume el año que entra. Se espera una fragancia tan elegante y suntuosa como las colecciones que lo han hecho famoso.

Saab es un diseñador autodidacta, cuya vocación temprana lo llevó a crear moda desde joven.  En 1977 fue el primer diseñador no italiano en formar parte de la Cámara Nacional de la Moda Italiana y, en el 2003, fue invitado a pertenecer a la Cámara Sindical de Alta Costura en Francia, presentando su primera colección Haute Couture ese mismo año en París.

Te invito a disfrutar de su colección Invierno 2010-2011 de alta costura… ¡Me encanta! 
http://sanctuaryforthesequined.wordpress.com/2010/08/24/elie-saab-haute-couture-fall-winter-20102011/

Hacia una sola semana de la moda




Es difícil que la prensa mexicana llegue a un acuerdo en algunos temas, pero cuando se trata de las múltiples plataformas de moda en nuestro país, la votación es unánime: hay poco talento para tantas semanas dedicados a los desfiles.

Efectivamente, hay más plataformas de las deseables y menos rigor para elegir a los que ahí muestran su trabajo, de lo que se considera aceptable. Pero hasta los asistentes a los desfiles distan mucho de contar con las credenciales necesarias para avalar los eventos. Se ha dicho hasta el cansancio que los únicos realmente beneficiados, al final, son los empresarios que ven en estas presentaciones una buena manera de hacer negocio. El resto de los participantes e incluso el proceso mismo de presentar moda, han perdido mucho de su credibilidad.

Lejos quedaron esos Días de moda, evento que viera a los primeros diseñadores reunidos y organizados para mostrar su trabajo. Pasó un largo periodo sin mayor propuesta hasta que, tiempo después, arrancó Fashion Week, la reconocida marca de plataformas presente en varias capitales de la moda y con ella, la industria comenzó a tener un escaparate institucional para apoyar a sus talentos.  La marca de automóviles Mercedes Benz (que organiza más de 30 semanas de la moda internacionalmente) también se hizo cargo de una plataforma con su nombre y, en breve, un grupo de jóvenes, más especializados en relaciones públicas que en moda, también se aventó al ruedo con una tercera plataforma: DFashion.

Después de algunos años, Fashion Week  se vio involucrada en complicaciones financieras lo que, finalmente, obligó a su organizador a retirarse. Así, por un par de temporadas Mercedes Benz y DFashion reinaron en el Distrito Federal. Hasta que una tercera iniciativa se desplegó con las siglas IDM (International Fashion Designers). El problema, en cuestión de prestigio, es que esa plataforma se conformó de una parte importante del talento que robó de Mercedes Benz. No obstante, los eventos se reorganizaron. Mercedes Benz mantuvo un cartel de diseñadores consumados, en su mayoría. DFashion se distinguió por tener una selección de talento más vanguardista, mientras que IDM se dedicó a mostrar el trabajo de diversos diseñadores con trayectoria, mezclados con los nuevos lanzamientos.

Pero para la presentación de las colecciones de Primavera-Verano 2011 se reservaban algunas sorpresas. IDM se presentó con un cartel cargado de nuevos nombres y un nuevo esfuerzo de Fashion Week  logra, en su primera etapa, que importantes diseñadores abandonen Mercedes Benz y DFashion, con la promesa de que sería un evento más comercial e internacional y después se desploma, dejando a algunos talentos importantes sin un evento donde mostrar sus colecciones. Por último, tiene lugar uno de los sucesos más prometedores: se consolida la unión de Mercedes Benz y DFashion, configurando los dos eventos más importantes en una sola semana.

La conjunción que tiene como resultado la plataforma Mercedes Benz DFashion (nadie se rompió la cabeza para inventar un nombre más corto u original), puede ser el comienzo del sueño de muchos, incluído el mío.

En un mundo real o idealista, cuando menos, los mejores diseñadores de un país mostrarían su trabajo durante la plataforma nacional de moda. Los asistentes a tales desfiles serían los integrantes de la prensa, los compradores de boutiques y almacenes y algunos cuantos clientes privados del diseñador. Una vez realizado el evento, los periodistas cumplirían con su tarea de informar a sus lectores sobre las mejores propuestas y ellos sentirían el deseo de adquirir algo de esa preciada mercancía. A su vez, los compradores elaborarían extensos pedidos para abastecer sus pisos con moda nacional. Sí, prendas elaboradas con calidad y precios competitivos, pero especialmente con una apariencia irresistible que invitaría al consumidor a usar ropa mexicana. Suena como una utopía para nuestro país, ¿cierto?

Sin embargo, con la fusión de Mercedes Benz y DFashion, las cosas pueden cambiar. Desgraciadamente, también podrían quedarse igual si no utilizan un criterio más exigente con sus diseñadores. Sus voceros afirman que van a buscar la calidad, la capacidad de negocio, incluso de exportación, y la lealtad de los que presenten sus desfiles. Pero temo que la suma de esos elementos no siempre tiene como resultado un verdadero diseño. De hecho, ya hay algunas personas que cumplen los requisitos y no calificarían, según la prensa especializada, para un espacio en la apretada parrilla de los desfiles de la que pretende ser la única semana de la moda.

Una sola semana, menos y mejores diseñadores así como la posibilidad de generar promoción y ventas de esas colecciones, son los únicos fundamentos que mantendrán en pie a ésta o cualquier otra plataforma nacional. De otra manera, las veremos nacer desarrollarse, mutar y morir, sin haber hecho nada significativo para nuestra industria.


9/04/2010

LaBeauty



Divino y humano

El misterio será siempre el ingrediente principal del amor. Sin sorpresas, el interés desaparece y se instala la monotonía.

En la vida del torero, el claroscuro impera y se mimetiza hasta cubrir toda la escena. Un traje de luces, un capote vibrante, una valentía inexplicable y el homenaje a la fuerza brutal del toro. Hay una ceremonia, una fiesta, alrededor de la muerte. ¿La muerte de quién? Eso estará por verse.

La nueva fragancia de Loewe es eso: un número cabalístico, mágico y necesario para la nueva fragancia masculina inspirada en el aura del torero. Siete es el nombre y los elementos que crean el enigmático aroma son: rosa, muguet y nerolí de Marruecos, baya de pimienta, incienso, cedro de Atlas, manzana roja, musk y vetiver.

El primer golpe lo da el incienso, lo divino se insinúa. Después puedes sentirse el musk, con esa masculinidad que lo caracteriza. Hay un toque de manzana, definitivamente para provocar. La pimienta nos lleva a recordar que hay siempre el riesgo de llegar demasiado lejos. La rosa brinda esa dualidad del torero que se viste de luces para homenajear y vencer a la muerte.

Siete no es un aroma para cualquier hombre. Requiere a un ser que se abra a la experiencia. A mí me encantaría conocer a uno que llevara la fragancia y que, al acercarme, me permitiera disfrutarla mientras le beso el cuello.

9/03/2010

Los cinco mandamientos del diseñador de moda




Todos sabemos que los mayas inventaron el cero y haciendo honor a su sabiduría, debo decir que para un aspirante a diseñador de moda, cubrir el requisito cero es lo más importante. En realidad estoy hablando de un pre-requisito: la calidad en la confección. Sin ella, puede que se autocalifique como un mal costurero o un mal sastre, pero jamás debe osar ser considerado como un diseñador.

Siempre será un misterio que nadie se haya percatado de esto en las plataformas de moda mexicanas. Ahí, muchas veces van desfilando los vestidos de asimetría involuntaria, con hilos al aire y zippers ondulados. Después de lo cual sale el responsable de semejantes atrocidades, el público le aplaude, la prensa lo congratula y, a la temporada siguiente,  la misma plataforma lucha por mantener a ese creador en su cartel, ofreciéndole algo más de lo que puede dar la competencia. Que alguien me explique por qué.

Ah, pero todavía hay cinco elementos más a tomar en cuenta. El primero, es que la colección de prendas tengan un concepto. No se trata de hacer todo gótico o que cada prenda tenga el mismo elemento. De hecho, debe haber un hilo conductor a pesar de que la colección ofrezca diferentes siluetas y soluciones para varios tipos de cuerpo. Sin embargo, el concepto no sólo se reduce a la ropa, pues el maquillaje, la música, el escenario y el tipo de modelos van a complementar la idea. Hace poco, Alejandra Quezada presentó un desfile en el que todo era un matrimonio entre lo tirolés y lo peruano. Esta mezcla ciertamente no era fácil de concebir y mucho menos de lograr, pero como la congruencia entre los elementos se imponía, el efecto fue realmente fantástico.

Después está la propuesta. Hacer ropa cuadrada en manta no tiene nada especial. Ponerle un par de bordados o una combinación de colores tampoco califica como una propuesta. El desarrollo de una idea sí. Jesús Ibarra y Bertholdo presentaron alguna vez una colección inspirada en el arquitecto Barragán. Sus prendas representaban, claramente, edificios con ventanas, vigas, diferentes tipos de volumen y, desde luego, mucho color. Lo más importante, sin embargo, fue que los vestidos eran bonitos y deseables también.

El tercer punto lo llamaremos encaje. O, lo que es lo mismo, embonar con las tendencias del mundo. Es fantástico ver que Armando Mafud o Pineda Covalín mandan colecciones que se inspiran en los bordados tradicionales, por ejemplo, y que nada tienen que ver con lo que sucede en el resto de las capitales de moda en el planeta. Pero esta licencia no se la pueden, ni deben, dar la mayoría de los que presentan sus prendas en una plataforma. Para que un diseñador mexicano sea competitivo y trascienda las fronteras, debe relacionarse con las colecciones y tendencias que se muestran en París, Nueva York o Barcelona, por mencionar algunas ciudades clave. Para ello, es indispensable que el diseñador se mantenga al tanto de la moda internacional, adquiera información privilegiada o, en su defecto, dedique buena parte de su tiempo a indagar lo que sucede en las pasarelas del mundo a través del Internet o las revistas especializadas.

La identidad es clave. Porque un buen diseñador debe distinguirse siempre. Desde luego que la personalidad inicial de un diseñador como Giorgio Armani, despunta no sólo por su originalidad (no se puede tener identidad cuando se copia a alguien más), sino porque constantemente utiliza elementos que la representan. Un Calvin Klein es fácilmente reconocible incluso ahora que es diseñado por Francisco Costa, lo cual demuestra que hasta el minimalismo constante puede hacer la diferencia.

Continuidad es el quinto elemento. No importa cuánto se esmere un diseñador para lograr los cuatro puntos anteriores, si la colección siguiente se dispara del concepto y comienza a traicionar su propia personalidad, perderá todo el terreno recorrido. Un diseñador nacional que ha logrado consumarse como tal sin trastabillar, pero siempre ofreciendo una propuesta que no lo paraliza, es Carlo Demichelis. Si bien es cierto que él, como otros de sus colegas internacionales, ya no crea directamente sus colecciones, su marca continúa manteniendo el mismo ADN que lo caracteriza desde su creación. Han pasado ya décadas desde que Demichelis es quien es y no sólo no se ha estancado, sino que sigue ofreciendo el mismo glamour de siempre.