4/30/2011

Primavera en Nueva York





Para alguien, como yo, que trabajó en Manhattan por ocho años, regresar a esa ciudad suele traer una mezcla de emociones encontradas. Es normal que vaya buscando los sitios familiares y que nunca pierda oportunidad de hacer nuevos descubrimientos. En mis visitas algunas veces encuentro que me han despojado de mi sitio favorito y otras, me provoca cambiar mi lista de popularidad para subir al tope alguno que otro lugar nuevo.

Me hospedé en un hotel con mucha onda. Se llama Night, eso ya tendría que decirte algo, ¿no? Es parte de la cadena de hoteles Dream y éste en particular, tiende a ser un tanto gótico. Negro es el color del ambiente. Parece chic hasta que uno trata de maquillarse o empacar con la iluminación baja y el dormitorio oscuro como la noche incluso de día. Pero eso hace al hotel ser una locación interesante para tomar fotos de moda, cosa que sucede frecuentemente dentro y fuera del lobby. En la recepción todo el mundo es hip: jóvenes vestidos de negro y con cortes de pelo vanguardistas. Su ubicación es perfecta, justo en el centro de la isla, a pasos de Rockefeller Center y en la esquina de los teatros de Broadway. La dirección: 132 W 45 street muy cerca de la Avenida de las Américas (6a Ave.).

La competencia entre restaurantes es despiadada, por lo que se puede esperar que algunos cierren y otros nazcan tratando de innovar. Por desgracia el Danube fue de los primeros. Este restaurante, en Tribeca, de paredes laqueadas simulando cuadros de Klimt, sorprendía por un sutil menú austriaco. Nada de salchichas con col. Ahí los platillos eran estupendos y equivalentes a lo que costaban. Era, sin duda, un arma secreta para seducir, con una exquisita cena y memorable escenario, a un ser amado.

Otra gran pérdida para los amantes de la moda fue la tienda de descuento de Chanel que se encontraba en el famoso outlet Woodbury Common. Manejar hora y media para tomar el riesgo de que hubiera un tesoro escondido de esta casa francesa, a precio accesible, se me antojaba una aventura difícil de resistir. Pero según las dependientas de otras boutiques en el mismo outlet, Chanel no mandaba mercancía muy comercial. Así que esta firma ha optado por no depreciar su nombre y prefiere quemar sus saldos (literalmente los echa al fuego), para dolor de todos los fashionistas de billetera esbelta. La buena noticia es que Prada, Gucci, La Perla, Ferragamo, Marni, entre otras tantas marcas de lujo, siguen descontando sus diseños para acabar con su inventario y hacer felices a los seres terrenales.

En la Quinta Avenida las cosas también han cambiado. Ahora se dedica gran parte de las vitrinas a la mercancía dirigida a las niñas. Sí, leíste bien. Resulta que con la apertura de tienda de muñecas American Girl, justo frente a Saks, se ha creado un nuevo tráfico de consumidores. En las calles hay largas filas de niñas, no sólo para entrar a la sala de té y tomarse una merienda con la muñeca de su predilección, sino para visitar otros establecimientos y hacer un osito de peluche con corazón de plástico, comprar un par de calcetines coloridos o ropa muy a la moda con precios de adultos.

Frente al mural luminoso con olas de la tienda Hollister en el número 668 Fifth Avenue es donde encontré más larga la fila. Decenas de jóvenes americanos y extranjeros esperaban pacientemente la posibilidad de entrar a ese almacén, creado por Abercrombie and Fitch Co. con un enfoque en el estilo de vida californiano que ha logrado impactar a consumidores de 14 años en adelante. 




A Nueva York finalmente le llegó la primavera. Después del invierno con más tormentas de nieve del que se tenga memoria, salió el sol, florecieron los árboles y se llenaron los aparadores de alpargatas, maxi faldas, estampados alegres y joyería protagonista.

¡Ay!, Manhattan es, sin duda, mejor que cualquier vitamina.

4/15/2011

LaBeauty: duelo de mascaras de pestañas









Hypônse Precious Cells 
contra Virtuôse


Yo siempre he sido consumidora de las mascaras de Lancôme. Aunque sé que en sus maletas y cosmetiqueras tanto los maquillistas como las celebridades guardan secretamente su Great Lash de Maybelline. Sin embargo, para mí la fórmula de dicho producto irrita la piel alrededor de mis ojos al despintarme. En cambió, Lancôme tiene unas mascaras fabulosos que no solo dejan maravillosas las pestañas al maquillarlas, sino también al despintarlas.

Últimamente fue premiada la nueva mascara Hypônse Precious Cells de Lancôme por Marie Claire, la revista en la que trabajo y, al yo ser una de las jueces, me tocó evaluar su efecto en las pestañas. La formula de la Hypônse Precious Cells promete dejar unas pestañas tupidas y levantadas, mientras que las nutre para que crezcan. Su aplicación deja, efectivamente, unas pestañas bien definidas. Pero aún más importante me parece el proceso de remover el maquillaje pues éste suele ser muy dañino para ellas y probó ser fácil de quitar sin tirar ninguna. No obstante, la mascara se desborona durante el día, de manera que en la noche y a las pestañas perdieron su recubrimiento y el resto del maquillaje se ha dañado por el polvo que va dejando en la piel.

Así las cosas, he decidido regresar a mi antigua mascara: la Virtuôse. Definitivamente deja las pestañas mejor que ninguna, es fácil de remover sin maltratar las pestañas pero, además, se conserva en ellas siempre como se aplicó. Mi única queja es que se seca muy rápido y como su precio no es bajo, resulta una renta alta en cualquier presupuesto asignado al maquillaje. 

4/09/2011

Mauro Babún



Recientemente, tuve la oportunidad de asistir a la plataforma de moda que organiza Nextel. Está vez, visitamos Yucatán y en una noche deliciosa nos dispusimos a ver la propuesta de varios diseñadores, nacionales e internacionales. Ahí tuve la oportunidad de hablar con uno de los diseñadores mexicanos que más prometen: Mauro Babún.

A eso de las 3 a.m., Babún y yo nos entrevistamos mutuamente al grabar un video. En él, hablamos de nuestros puntos de vista sobre lo que debe ser una pasarela. Para Babún, se trata de una oportunidad invaluable para hacer una afirmación contundente. No de mostrar la ropa que va a vender, sino lo que el creador puede hacer. Un concepto dramático y memorable. Yo quisiera estar de acuerdo con él. Pero pienso que la moda en México tiene tal necesidad de convertirse en un negocio, que creo que hacer un desfile “fuera de este mundo”, en lugar de uno con ropa ponible, puede dejarnos en el mismo sitio en el que hemos estado en décadas pasadas: un estancamiento total en donde la ropa no se consume.

No obstante, debo decir que reconozco el gran talento en Babún y disfruto de sus propuestas. Definitivamente ha logrado en su colección otoño-invierno 2011-2012 uno de sus importantes propósitos: darnos a los editores suficientes prendas para fotografiar.
 
No hay que olvidar que este diseñador utiliza las telas de Kaltex. Confeccionar las siluetas que el propone en su colección no es fácil. Su mérito reside en saber usar los algodones en diferentes pesos, para construir tan sofisticadas prendas.

En un momento de la entrevista, yo cuestionaba si había suficiente mercado para todos los diseñadores que tienden a hacer moda dark. El, inmediatamente, supo que estaba en el epicentro de ese paradigma. Si es difícil sobrevivir como diseñador local, ¿no será pedir demasiado aspirar al triunfo en el pequeño nicho al que apela Babún?

Hace algunas temporadas Babún insinuó que se retiraba. Yo fui la primera en lamentarlo y la más entusiasta al escuchar que este diseñador volvería a presentarse ahora con Mercedes DFashion México. No podemos perder a talentos como éste. Pero quizá se necesite redireccionarlos. Eso sólo podrá decidirlo el mismo Babún al evaluar el desarrollo y resultado de su colección. Después de todo, un diseñador vive de vender su ropa… o debería.






4/03/2011

Desaliñado por depresión


No es exclusivo de los hombres, las mujeres también participamos en el asunto. Hablo de la fotografía que mi colega, Irma del Olmo, subió en el Facebook (aquí a la izquierda), refiriéndose a Manuel Mijares como un tipo desgastado y desarreglado, mientras Lucero florecía en la foto. En su comentario pone: “Hay algunos por los que no pasan los años, sino que se quedan.”

Ciertamente Mijares presenta una imagen menos agraciada en la imagen. Ella, en cambio, se ha valido de más de una artimaña para verse radiante. Lo curioso es que el ojos humano tiende a pensar que el que se ve despeinado, con kilos de más o, quizá, menos cuidado, es el que sufre. Lo contrario se asume de la persona que lleva manos y pies manicurados, peinado de salón y atuendo a la última moda en un cuerpo escultural.

Algo hay de cierto, sin embargo, en la conclusión. Los malos amores definitivamente producen estragos en el físico del que los padece. El que fue dejado, rechazado o, simplemente, no se atrevió a arriesgar, no puede ocultar que hay una pieza que le falta en el rompecabezas de la paz en su corazón. Eso se traduce en unos bajando de peso, en otros, aumentando. En muchos dejando su piel ceniza y sus ojos casi sin brillo. Lo sé porque he estado ahí más de una vez. He podido detectar la fuerza de la nostalgia o la tristeza que cubre mi propia imagen ante el espejo. Pero también me lo han dicho. Nunca falta una boca floja que te deja saber lo mal que te ves. Por suerte, existe el profeta que sabe anunciar una resurrección, cuando ya estás listo para gozar de nuevo, alguien lo nota, te lo dice y tú te lo crees. Es verdad, sucede.

No sabemos que hay detrás de la luminosidad de Lucero. Sin duda el cirujano plástico, el estilista y el maquillaje ayudan. Pero hay verdades que no son fáciles de ocultar. Si no me creen, pregúntenle a Mijares.